jueves, 19 de noviembre de 2015

REEDUCACIÓN O REINSERCIÓN SOCIAL.

Si buscamos en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española la palabra reinsertar, veremos que la segunda definición que nos proporciona de este concepto es: “volver a integrar en la sociedad a alguien que estaba condenado penalmente o marginado”. Pues bien, una vez situados, podemos decir que el fin último del tratamiento penitenciario español, es la reeducación o reinserción social del preso. Por decirlo de alguna manera, enseñar a ser bueno a quien ha sido malo.
El sistema penitenciario español concibe este tratamiento de reinserción como el conjunto de actuaciones o actividades (no solo las terapéutico-asistenciales sino también las actividades formativas, educativas, laborales, socioculturales, recreativas y deportivas) que van directamente dirigidas a la consecución de este fin.

Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados. El condenado a pena de prisión que estuviere cumpliendo la misma gozará de los derechos fundamentales de este Capítulo, a excepción de los que se vean expresamente limitados por el contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena y la ley penitenciaria. En todo caso, tendrá derecho a un trabajo remunerado y a los beneficios correspondientes de la Seguridad Social, así como al acceso a la cultura y al desarrollo integral de su personalidad. Artículo 25.2 de la Constitución Española.

Las prisiones son un mal necesario para la finalidad fundamental que la legislación atribuye en la actualidad a las penas y medidas de libertad, la reinserción del condenado. La Ley pretende hacer entender cuando se habla de resocializar al penado o preso, que no es un ser eliminado de la sociedad, sino una persona que continúa formando parte de la misma, incluso como miembro activo, sometido a un régimen particular, motivado por un comportamiento antisocial y encaminado a preparar su vuelta a la vida libre en las mejores condiciones para ejercitar socialmente su libertad.
En esta tarea es fundamental el papel de los funcionarios de la Institución. El trabajo de los penitenciarios, del personal que trabaja en las prisiones, a menudo se desconoce y casi nunca se valora adecuadamente. Desarrollan su actividad con personas que tienen muchos problemas y a veces trabajan en condiciones difíciles. Por ello, tiene un gran valor su profesionalidad y su compromiso con la tarea reeducadora además de hacer un esfuerzo por desarrollar programas de tratamiento que ayuden a apartar del mundo del delito a quienes pasan por este sistema.

La privación de libertad, además de ser el cumplimiento de una pena impuesta por los tribunales de justicia, puede convertirse en una oportunidad para aquellos que provienen de una historia de marginalidad y exclusión. En prisión tienen la oportunidad de formarse laboralmente para integrarse en la sociedad. La Institución de Penitenciaria cuenta con dos elementos básicos: la organización del trabajo productivo penitenciario y la formación para el empleo. El trabajo es un instrumento básico para la reinserción porque prepara al preso para una mejor integración en el mundo laboral una vez cumplida la pena.
Todos los centros penitenciarios disponen de talleres donde los internos pueden realizar trabajos productivos retribuidos. Los talleres productivos de los que disponen los centros penitenciarios son: manipulados, carpintería metálica, carpintería de madera, confección industrial, cerámica, panadería, cocina, lavandería, etc., algunos de estos trabajos los realizan internos a los que se les hace un contrato laboral tras un período de formación previa. En estos talleres se trabaja en escenarios similares al entorno laboral exterior, de tal modo que los internos se familiaricen con las exigencias del trabajo productivo tanto tecnológicas, como organizativas.

La educación es otro de los objetivos prioritarios de la gestión del sistema penitenciario español.
En los últimos años se ha realizado un notable esfuerzo para la actividad docente, ampliando las plantillas de educadores y realizando planes de captación entre los internos menos motivados.
En los centros existen aulas con profesores de Educación Básica donde se pueden cursar las enseñanzas correspondientes a la formación de adultos con carácter presencial. Del mismo modo se pueden cursar las restantes enseñanzas regladas bien se trate del Bachillerato o de la Formación Profesional. La coordinación y seguimiento de la educación de las personas que estudian en los centros penitenciarios se realiza a través de convenios de colaboración con las Consejerías de Educación de las distintas Comunidades Autónomas. Gracias al acuerdo existente con la Universidad Nacional de Educación a Distancia, los internos pueden estudiar las diferentes carreras universitarias que figuran en su programa de estudios.
Además de la formación educativa y laboral, en los centros penitenciarios se llevan a cabo multitud de actividades culturales con el objetivo de que los internos adquieran un desarrollo integral y estimulen sus aptitudes creativas. Entre todas las actividades (cine, talleres ocupacionales, concursos teatrales, concursos de escritura, realizaciones plásticas, teatros…), las de participación son las más enriquecedoras para el recluso. Existen talleres de pintura, cerámica, marquetería, artesanía, radio, etc. Estas actividades cumplen un doble propósito: estimular el desarrollo de la creatividad de los presos y reforzar su autoestima al difundir sus trabajos.

Además, por si fuese poco, las ONGs y el voluntariado social juegan un papel importante en el sistema penitenciario español que también logra la reinserción social de los internos. Esta colaboración se está llevando a cabo de una forma ingente y valiosa. Organizaciones participan en esta tarea y colaboran entrando en los centros penitenciarios para desarrollar programas de preparación para la inserción laboral, de integración social, atención a colectivos específicos, sanitarios y de tratamientos de drogodependencia.

En conclusión, la prisión pone a disposición de los internos actividades, talleres, oficios, y las herramientas necesarias para que se lleve a buen término este fin último de la reeducación o reinserción social.









Elena González Borrallo.

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