lunes, 30 de noviembre de 2015

AMPLIACIÓN DE LA ENTREVISTA CON MANUEL VICENTE PEÑALOZA

Escrito de Manuel Vicente Peñaloza sobre su vida en prisión y sobre las causas que le llevaron a ella. 

Concretamente este encarcelamiento es debido a que lo encontraron culpable del robo del bolso de una señora.  Este documento fue publicado por la Magazine Clamor. Manuel explica que utilizaba este periódico como medio de reivindicación y para mantenerse cuerdo en los momentos de tensión




 “MODO OPERATIVO DE LA POLICÍA PARA APODERARSE DE TU LIBERTAD.

<< MÁS VALE CIEN CULPABLES EN LIBERTAD, QUE UN INOCENTE PRESO>>

Soy un joven que por circunstancias de la vida me veo privado de libertad. Maldigo mi suerte, y si es verdad que los que nacen en una mañana soleada disfrutan de una feliz existencia, estoy seguro que de yo nací en una tarde de verano, y que hacía tal calor que se produjo una tormenta de las llamadas de verano, pues mi estrella no puede ser peor.

A lo más que yo me he atrevido, a mis 27 años, ha sido a soltar algún engaño para conseguir algún beneficio, llámese timar o llámese ley del poco esfuerzo, eso sí, siempre con ánimo de lucro, pues en los tiempos que corren está claro que el vil metal es muy preciso y sólo hay dos maneras de llegar a él: “trabajando o sin trabajar”. Si digo que la primera opción no me va para nada, se deduce por lógica, que la forma por mi elegida es la segunda, pues pienso que cada persona está capacitada para una función en la vida, y la naturaleza no me ve a mi con la voluntad suficiente para desempeñar una labor que implique utilizar otros músculos que no sean los fáciles. Con esto quiero decir que no todo el mundo puede considerarse afortunado con esa distinción que me ha otorgado Dios, y que yo soy consciente de mi privilegio pues me empleado a fondo en su uso. Eso sí, con simpatía, porque por lo que he comprobado a la gente le duele menos que te lleves su dinero cuando lo haces de una manera amable, y es que no hay nada como la buena educación.

Imagino que el llevar tantos años dedicándome a ganar dinero de una forma que rozaba la ley pero sin infringirla, es lo que ha llevado a la policía a montar todo una estratagema para intentar endosarme un delito que yo no he cometido. Para ello, se han servido de una buena señora denunciante de un robo con intimidación, vulgarmente llamado sirla, y han puesto una fotografía mía de un álbum donde figuran criminales de la peor calaña para despistar, porque si no, a ver como se entiende que ante semejantes rostros esta mujer se haya inclinado por el mío. Esto a mí me produce una doble sensación: la de indefensión y la de complejo; la primera por las causas fácilmente imaginables, y la segunda porque una mente un poco sensible difícilmente puede soportar el impacto que causa el comprobar que entre fotografías de individuos que sí existieran las galeras, estarían remando, esta señora se haya inclinado por la mía que refleja las buenas facciones de un buen muchacho al que la vida ha tratado injustamente y que ardía en deseos de rehabilitación en la medida de lo posible si el destino lo permite. Y cuando hablo de destino, no me refiero a lo que tenga reservado el horóscopo, sino a la manera más o menos cruel con la que la ley decida imponerme castigo.

Llevo ya varios meses en prisión, y en este tiempo ha habido todo tipo de pensamientos, incluso para los buenos. Todavía confío en que la verdad acabará por imponerse y se demostrará que mi inocencia es absoluta y que la Ley también comete errores de vez en cuando. Errores que si se corrigen con el tiempo pueden llegar a ser disculpados – que no olvidados – pues son difícilmente olvidables.

El llevar casi cuatro meses en prisión dándole vueltas a la cabeza con el riesgo máximo de acabar con la mente tocada, y al final, he llegado a la conclusión de que no lo conseguirán. Que dominaré la situación, que permaneceré inasequible al desaliento y que cada mañana gritaré con todas mis fuerzas el deseo que sale de mis neuronas convertido en un grito.

En la ciudad más bonita que existe en Andalucía hay tanta injusticia que la están echando a perder, entre las drogas y la justicia equivocada, están acabando con mucha juventud. Porque no se va a rehabilitar a nadie que no entienda el porqué. Con esto digo y me reivindico con una frase del Código Penal que dice: “Más vale 100 culpables en libertad que un inocente preso” . Por lo cual pido un poco de ayuda a cualquier que lea este escrito, porque vivir con una cruz en tu espalda tan grande, es demasiado, con la que tenemos con la maldita droga es muchísimo ya, para que encima me crucifiquen.

Porque se me quiere  rehabilitar cuando a los que tienen que rehabilitar, es a los afalsos acusadores, que se apoyan en la justicia por encontrarse más cerca de ella.

Comento este caso por la humanidad. Esta es un poco; la historia de un preso de Sevilla, del Celular III.”




Entre los documentos que nos facilitó Manuel, destacamos recortes de prensa en los que encontramos redactado el caso de asesinato del joven Joaquín Parra Cano –posterior al caso anterior-. El primer recorte pertenece al periódico de La Voz de Almería, fechado el 3 de Enero de 1997. Debido al estado del documento no se aprecia con claridad los hechos relatados. Aparece en el apartado de sucesos, y su titular es: “Detenido en Sevilla el presunto asesino del joven abatido a tiros en El Zapillo”. El Zapillo es un barrio situado al sur de Almería.



A lo largo de la noticia se describe la actuación del Grupo de Homicidios de la Comisaría de Almería, en la que declaran que la causa de la muerte se debe a un disparo de bala en el pecho. Gracias a la cooperación de la Jefatura Superior de Policía consiguen dar con el presunto autor del hecho, Manuel Vicente Peñalosa. Éste fue detenido cuando fue a visitar a un pariente en la cárcel de Sevilla. Se afirma de igual modo el total desconocimiento del móvil de dicho acto.




El mismo periódico publicó el 10 de Mayo del 2000: “La esposa del acusado en el crimen de la calle Quesada afirma que la víctima amenazó con asesinar a sus hijas”. Se afirma la continuación de juicio por asesinato, se destaca la declaración de la esposa de Manuel en la que testifica las continuas amenazas de la víctima. Advirtiendo de la posibilidad de matar a las hijas de Carmen Emilia T –compañera sentimental del acusado-, ante las demandas de Joaquín, ella pagó por su seguridad pero no fue suficiente. Tiempo después, Manuel y Carmen marcharon a Sevilla y éste le confesó que tuvo un altercado con el susodicho.

El artículo describe una situación en la que los testigos no pueden atestiguar sí fue Manuel el causante del disparo a pesar de haberlo oído, ya que no los hallaron juntos. Es la defensa la que testifica eso y el Ministerio Fiscal sostiene que fue el sevillano quién disparó a Joaquín a menos de un metro de distancia. 





Al día siguiente, se publica el siguiente artículo: “Dos testigos protegidos declaran tras un biombo con un distorsionador de voz en el Caso Quesada”, aclarando en el subtítulo que “al igual que el resto de los testigos, no observaron la acción que causó la muerte”. En la noticia se describe como ambos testigos escucharon disparos y encontraron a un hombre tendido en el suelo sangrando, sin llegar a ver el conflicto en persona. 




Avanzando en el tiempo y situándonos concretamente en 2007,  apela Manuel al Juzgado de Vigilancia Penitencia Nº8 de Córdoba debido al rechazo del permiso de salida.
Cumpliendo condena desde el 23 de Diciembre de 1997, con más de nueve años y sin haber tenido ningún permiso de salida. Se alega la buena conducta, su participación en el Taller de Animación de Lectura que le supuso intervenir en el Concurso de Radio Nacional de España y en talleres de hilo –realizando una exposición en la Diputación Provincial de Córdoba-.  Trabajó en la limpieza del comedor y de repartidor de office, ocupando un puesto de auxiliar encargado recibiendo una nómina por ello. Cuando se redactó la alegación trabajaba simultáneamente en la limpieza de las zonas comunes del socio-cultural y participaba en el taller de animación de lectura, de reciclaje y en el ocupacional.

Aseguran el buen trato con los funcionarios y con el resto de presos, destacando la intervención de Manuel en un altercado en el consiguió calmar a los internos, llegando a obtener una nota meritoria.
Aparece en el mismo documento los motivos esgrimidos por la Junta de Tratamiento para denegar el permiso de salida. Las razones fueron la gravedad de la actividad delictiva, esto supone vulnerar el principio “nom bis id idem” –castigar al interno por el delito de la propia condena-; pluralidad de víctimas o especialmente desprotegidas; la lejanía de la fecha de cumplimiento de los ¾ de condena – según el Auto 586/1997 A.P de Madrid, Autos de A.P 9º de Barcelona del 30 de Octubre, el interno tras cumplir ¼ de la condena puede disfrutar del permiso de salida-;  la insuficiente consolidación de factores positivos; y la falta de suficiente garantías para hacer buen uso del permiso.


Se atestigua la estabilidad y el compromiso familiar al contar con un padre, hermano, cuñada y tres sobrinos que residen en Sevilla esperando el permiso de Manuel. Junto a esto, se elude al hecho de que el permiso supone una preparación para la vida en libertad de los internos y se palia los riesgos de fuga. Ya establece el Reglamento Penitenciario en el apartado II de su Exposición de Motivos que el objetivo de las aperturas de las prisiones es para propiciar el contacto del interno con el exterior.





 “Erase una vez una semilla, su madre era la tierra, su padre el sol, éramos muchos hermanos con lo que jugar, el techo era el cielo, las nubes grandes y blancas eran las que nos proporcionaban el alimento para crecer y llegar fuertes y sanos a la madurez. Tenemos muchos amigos, el viento con su fugaz melodía nos hace mecer  y rozarnos unos con otros, el caracol con su lento caminar, y muchos animales se resguardaban entre mis hermanos; pajarillos de muchos calores que en algunas ocasiones nos picotean haciéndonos unas tremendas cosquillas, aunque a veces nos hacían daño con sus picos, no sé el motivo de porque huían después de picotearnos. Nuestra amiga la tormenta nos producía miedo con su intenso ruido pero siempre nos reconfortaba con el alimento tan deseado, la fuente de la vida, el agua que nos bridaba la fuerza para cada vez ser más grandes y espigados.
Le preguntaba a mi madre cuantos hermanos tengo porque somos muchos, respondiéndome: hijo mío son muchos tus hermanos, tantos como los adornos del cielo por la noche. Madre, ¿tanto como estrellas? Entonces es imposible de contar.

[…]

… existe una casa donde vive un humano, él es hortelano, según mi madre es el cuidador del territorio, algo me decía que mi madre no se llevaba bien con él pero era algo que tenía que soportar. Aunque a nosotros nunca nos hizo daño. Nuestra madre es sabia y nos hacía desconfiar de él pero nunca nos dijo los motivos, miré al otro lado y me sorprendió mucho más cuando me percaté de muchos alambres de espinos y muros, algo parecido como la casa del hortelano pero gigante con muchas ventanas con barrotes […]”

Carta de Manuel a su madre. Titulada: El Trigo y el Preso






Mª DEL MONTE BARNETO DEL RÍO


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