La calidad de
nuestras cárceles ha sido muy cuestionada, no por su dureza o malos tratos
hacia los presos, sino por una excesiva calidad en sus instalaciones, siendo
para muchos, pequeños complejos vacacionales, donde su vida es mucho más fácil
que en el exterior por el número de comodidades que se les presta. España está
entre los ocho países con mejores cárceles, de los 27 que forman la Unión Europea,
situándose por encima de Francia o Portugal. Las instalaciones de la mayoría de
las cárceles del país son recientes, por lo que su calidad es alta. Encontramos
prisiones en las que los presos cuentan con instalaciones deportivas de
primeras calidades, así como con televisiones personales y piscinas
climatizadas, como es el caso de la prisión de Morón de la Frontera o la de
Zaballa, en Álava.
Los funcionarios
de prisiones coinciden en la opinión de que la vida en las cárceles es más que
óptima, ya que quedan cubiertas todas las necesidades de los presos, pudiendo
llevar un modo de vida incluso superior al que se podrían encontrar en el
exterior: higiene, acceso a la educación, comunicación con el exterior,
asesoramiento legal, cobro de subsidios y prestaciones sociales una vez que
cumplen la condena, etc.
El mayor
problema al que se enfrenta el sistema penitenciario español es a la
masificación de las prisiones. En este punto coinciden funcionarios y presos:
las cárceles acogen a un número de presos superior al que están destinados a
albergar. España es el país occidental con más población encarcelada: 159
presos por cada 100.000 habitantes, cuando la media europea es de 96. En 2014
el número de presos en España era de 57.528 presos, una cifra que ha aumentado
en los últimos 25 años. Otro factor al que se enfrenta el sistema penitenciario
español es a la cuestionada calidad de sus programas de reinserción, ya que un
gran número de los presos vuelve a delinquir una vez que abandonan la prisión.
La calidad de la cárcel en España, como hemos
mencionado anteriormente, es bastante alta comparada con otros países del
mundo. La prisión en cada país adquiere características específicas de acuerdo
al contexto socioeconómico en el que se desarrolla.
La cárcel en los países
latinoamericanos cuenta con un nivel de calidad y eficiencia
menor que en Europa. Un reportaje de la revista The Economist, calificó su
estudio sobre las prisiones latinas como
“un viaje al infierno” y “una incubadora de delincuencia”· En México,
por ejemplo, un gran número de presos (casi el doble que en España) se
encuentran a la espera de juicio, y solo al 58,92% de las personas encarceladas
tienen dictada sentencia. Esto muestra la ineficiencia de la administración
penal del país. Refiriéndonos a cuestiones de calidad, la Federación
Iberoamericana del Ombudsman denunció la crítica situación de las cárceles
latinoamericanas. Denuncia el deterioro de las instalaciones, el aumento de
menores en situación de reclusión, así como la calidad de vida de los presos
dentro de la cárcel. Hace alusión a que sufren hacinamiento, sobrepoblación y
deterioro de la prestación de los servicios básicos. Destaca la falta de
personal médico. En Bolivia, solo hay un ginecólogo para toda la población
femenina carcelaria. El déficit de las
instalaciones es un problema notorio: falta de camas, de agua caliente, alimentación deficiente... La
violencia en las cárceles está muy presente. Muchas de ellas están controladas
por bandas, que se dedican a la extorsión. Muchas muertes son causadas como
consecuencia del choque entre bandas rivales o por ajustes de cuentas. En
Venezuela murieron 500 presos en 2011, y la cifra sigue aumentando. Para
ilustrar esta información, nos valemos del documental Encarcelados, entrando en una cárcel de Costa Rica, donde nos
muestran qué se esconde dentro de la prisión y el modo de vida de sus reos:
Estados Unidos
es el país que tiene el mayor número de presos, representando el 48,46% de la
población reclusa del mundo. Constituye una masa de 756 por cada 100.000
habitantes de la población nacional. Este número aumentó a partir de 1980, año
en el que se privatiza la prisión del país, convirtiéndose en un negocio
rentable.
https://www.youtube.com/watch?v=EWAF0dYsdho a través de este documental, nos acercamos a la vida dentro de las prisiones norteamericanas.
Por otra parte,
es notoria la baja calidad de las prisiones de Marruecos. Una muestra de ello es el gran número de
presos marroquíes que albergan las cárceles españolas (más de 6000) y que no
quieren ser expatriados a su país. Es tal la preferencia que tienen de cumplir
la pena en España, que aconsejan a sus compatriotas que “vengan a delinquir a
España ya que ante un posible arresto, sería mucho menos duro cumplir la pena
en territorio español”. Las cárceles marroquíes han sido objeto de denuncia en
múltiples ocasiones por organismos como la OMS o la ONU. Manifiestan que la situación es alarmante:
hacinamientos, malos tratos hacia los presos, medidas disciplinarias abusivas,
condiciones de vida insalubre, mala alimentación y falta de atención médica. El
abarrotamiento de las prisiones conduce a la imposibilidad del acceso a una
mínima calidad alimentaria, sanitaria y de seguridad. Se producen
situaciones infrahumanas que no respetan
los derechos humanos fundamentales.
ANA TATAY LOZANO
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