Concretamente este encarcelamiento es debido a que lo encontraron culpable del robo del bolso de una señora. Este documento fue publicado por la Magazine Clamor. Manuel explica que utilizaba este periódico como medio de reivindicación y para mantenerse cuerdo en los momentos de tensión
<< MÁS VALE CIEN CULPABLES EN LIBERTAD, QUE UN
INOCENTE PRESO>>
Soy un joven que por circunstancias de la vida me veo
privado de libertad. Maldigo mi suerte, y si es verdad que los que nacen en una
mañana soleada disfrutan de una feliz existencia, estoy seguro que de yo nací en
una tarde de verano, y que hacía tal calor que se produjo una tormenta de las
llamadas de verano, pues mi estrella no puede ser peor.
A lo más que yo me he atrevido, a mis 27 años, ha sido a
soltar algún engaño para conseguir algún beneficio, llámese timar o llámese ley
del poco esfuerzo, eso sí, siempre con ánimo de lucro, pues en los tiempos que
corren está claro que el vil metal es muy preciso y sólo hay dos maneras de
llegar a él: “trabajando o sin trabajar”. Si digo que la primera opción no me
va para nada, se deduce por lógica, que la forma por mi elegida es la segunda,
pues pienso que cada persona está capacitada para una función en la vida, y la
naturaleza no me ve a mi con la voluntad suficiente para desempeñar una labor
que implique utilizar otros músculos que no sean los fáciles. Con esto quiero
decir que no todo el mundo puede considerarse afortunado con esa distinción que
me ha otorgado Dios, y que yo soy consciente de mi privilegio pues me empleado
a fondo en su uso. Eso sí, con simpatía, porque por lo que he comprobado a la
gente le duele menos que te lleves su dinero cuando lo haces de una manera
amable, y es que no hay nada como la buena educación.
Imagino que el llevar tantos años dedicándome a ganar dinero
de una forma que rozaba la ley pero sin infringirla, es lo que ha llevado a la
policía a montar todo una estratagema para intentar endosarme un delito que yo
no he cometido. Para ello, se han servido de una buena señora denunciante de un
robo con intimidación, vulgarmente llamado sirla, y han puesto una fotografía
mía de un álbum donde figuran criminales de la peor calaña para despistar,
porque si no, a ver como se entiende que ante semejantes rostros esta mujer se
haya inclinado por el mío. Esto a mí me produce una doble sensación: la de
indefensión y la de complejo; la primera por las causas fácilmente imaginables,
y la segunda porque una mente un poco sensible difícilmente puede soportar el
impacto que causa el comprobar que entre fotografías de individuos que sí
existieran las galeras, estarían remando, esta señora se haya inclinado por la
mía que refleja las buenas facciones de un buen muchacho al que la vida ha tratado
injustamente y que ardía en deseos de rehabilitación en la medida de lo posible
si el destino lo permite. Y cuando hablo de destino, no me refiero a lo que
tenga reservado el horóscopo, sino a la manera más o menos cruel con la que la
ley decida imponerme castigo.
Llevo ya varios meses en prisión, y en este tiempo ha habido
todo tipo de pensamientos, incluso para los buenos. Todavía confío en que la
verdad acabará por imponerse y se demostrará que mi inocencia es absoluta y que
la Ley también comete errores de vez en cuando. Errores que si se corrigen con
el tiempo pueden llegar a ser disculpados – que no olvidados – pues son
difícilmente olvidables.
El llevar casi cuatro meses en prisión dándole vueltas a la
cabeza con el riesgo máximo de acabar con la mente tocada, y al final, he
llegado a la conclusión de que no lo conseguirán. Que dominaré la situación,
que permaneceré inasequible al desaliento y que cada mañana gritaré con todas
mis fuerzas el deseo que sale de mis neuronas convertido en un grito.
En la ciudad más bonita que existe en Andalucía hay tanta
injusticia que la están echando a perder, entre las drogas y la justicia
equivocada, están acabando con mucha juventud. Porque no se va a rehabilitar a nadie
que no entienda el porqué. Con esto digo y me reivindico con una frase del
Código Penal que dice: “Más vale 100 culpables en libertad que un inocente
preso” . Por lo cual pido un poco de ayuda a cualquier que lea este escrito,
porque vivir con una cruz en tu espalda tan grande, es demasiado, con la que
tenemos con la maldita droga es muchísimo ya, para que encima me crucifiquen.
Porque se me quiere
rehabilitar cuando a los que tienen que rehabilitar, es a los afalsos
acusadores, que se apoyan en la justicia por encontrarse más cerca de ella.
Comento este caso por la humanidad. Esta es un poco; la
historia de un preso de Sevilla, del Celular III.”
Entre
los documentos que nos facilitó Manuel, destacamos recortes de prensa en los
que encontramos redactado el caso de asesinato del joven Joaquín Parra Cano
–posterior al caso anterior-. El primer recorte pertenece al periódico de La
Voz de Almería, fechado el 3 de Enero de 1997. Debido al estado del documento
no se aprecia con claridad los hechos relatados. Aparece en el apartado de
sucesos, y su titular es: “Detenido en Sevilla el presunto asesino del joven
abatido a tiros en El Zapillo”. El Zapillo es un barrio situado al sur de
Almería.
A lo largo de la noticia se describe la actuación del Grupo
de Homicidios de la Comisaría de Almería, en la que declaran que la causa de la
muerte se debe a un disparo de bala en el pecho. Gracias a la cooperación de la
Jefatura Superior de Policía consiguen dar con el presunto autor del hecho,
Manuel Vicente Peñalosa. Éste fue detenido cuando fue a visitar a un pariente
en la cárcel de Sevilla. Se afirma de igual modo el total desconocimiento del
móvil de dicho acto.
El mismo periódico publicó el 10 de Mayo del 2000: “La
esposa del acusado en el crimen de la calle Quesada afirma que la víctima
amenazó con asesinar a sus hijas”. Se afirma la continuación de juicio por
asesinato, se destaca la declaración de la esposa de Manuel en la que testifica
las continuas amenazas de la víctima. Advirtiendo de la posibilidad de matar a
las hijas de Carmen Emilia T –compañera sentimental del acusado-, ante las
demandas de Joaquín, ella pagó por su seguridad pero no fue suficiente. Tiempo
después, Manuel y Carmen marcharon a Sevilla y éste le confesó que tuvo un
altercado con el susodicho.
El artículo describe una situación en la que los testigos no
pueden atestiguar sí fue Manuel el causante del disparo a pesar de haberlo
oído, ya que no los hallaron juntos. Es la defensa la que testifica eso y el
Ministerio Fiscal sostiene que fue el sevillano quién disparó a Joaquín a menos
de un metro de distancia.
Al día siguiente, se publica el siguiente artículo: “Dos
testigos protegidos declaran tras un biombo con un distorsionador de voz en el
Caso Quesada”, aclarando en el subtítulo que “al igual que el resto de los
testigos, no observaron la acción que causó la muerte”. En la noticia se
describe como ambos testigos escucharon disparos y encontraron a un hombre
tendido en el suelo sangrando, sin llegar a ver el conflicto en persona.
Avanzando en el tiempo y situándonos concretamente en
2007, apela Manuel al Juzgado de
Vigilancia Penitencia Nº8 de Córdoba debido al rechazo del permiso de salida.
Cumpliendo condena desde el 23 de Diciembre de 1997, con más
de nueve años y sin haber tenido ningún permiso de salida. Se alega la buena
conducta, su participación en el Taller de Animación de Lectura que le supuso
intervenir en el Concurso de Radio Nacional de España y en talleres de hilo
–realizando una exposición en la Diputación Provincial de Córdoba-. Trabajó en la limpieza del comedor y de
repartidor de office, ocupando un puesto de auxiliar encargado recibiendo una
nómina por ello. Cuando se redactó la alegación trabajaba simultáneamente en la
limpieza de las zonas comunes del socio-cultural y participaba en el taller de
animación de lectura, de reciclaje y en el ocupacional.
Aseguran el buen trato con los funcionarios y con el resto
de presos, destacando la intervención de Manuel en un altercado en el consiguió
calmar a los internos, llegando a obtener una nota meritoria.
Aparece en el mismo documento los motivos esgrimidos por la
Junta de Tratamiento para denegar el permiso de salida. Las razones fueron la
gravedad de la actividad delictiva, esto supone vulnerar el principio “nom bis
id idem” –castigar al interno por el delito de la propia condena-; pluralidad
de víctimas o especialmente desprotegidas; la lejanía de la fecha de
cumplimiento de los ¾ de condena – según el Auto 586/1997 A.P de Madrid, Autos
de A.P 9º de Barcelona del 30 de Octubre, el interno tras cumplir ¼ de la
condena puede disfrutar del permiso de salida-;
la insuficiente consolidación de factores positivos; y la falta de
suficiente garantías para hacer buen uso del permiso.
Se atestigua la estabilidad y el compromiso familiar
al contar con un padre, hermano, cuñada y tres sobrinos que residen en Sevilla esperando
el permiso de Manuel. Junto a esto, se elude al hecho de que el permiso supone
una preparación para la vida en libertad de los internos y se palia los riesgos
de fuga. Ya establece el Reglamento Penitenciario en el apartado II de su
Exposición de Motivos que el objetivo de las aperturas de las prisiones es para
propiciar el contacto del interno con el exterior.
“Erase una vez una
semilla, su madre era la tierra, su padre el sol, éramos muchos hermanos con lo
que jugar, el techo era el cielo, las nubes grandes y blancas eran las que nos
proporcionaban el alimento para crecer y llegar fuertes y sanos a la madurez.
Tenemos muchos amigos, el viento con su fugaz melodía nos hace mecer y rozarnos unos con otros, el caracol con su
lento caminar, y muchos animales se resguardaban entre mis hermanos; pajarillos
de muchos calores que en algunas ocasiones nos picotean haciéndonos unas
tremendas cosquillas, aunque a veces nos hacían daño con sus picos, no sé el
motivo de porque huían después de picotearnos. Nuestra amiga la tormenta nos
producía miedo con su intenso ruido pero siempre nos reconfortaba con el
alimento tan deseado, la fuente de la vida, el agua que nos bridaba la fuerza
para cada vez ser más grandes y espigados.
Le preguntaba a mi madre cuantos hermanos tengo porque somos
muchos, respondiéndome: hijo mío son muchos tus hermanos, tantos como los
adornos del cielo por la noche. Madre, ¿tanto como estrellas? Entonces es
imposible de contar.
[…]
… existe una casa donde vive un humano, él es hortelano,
según mi madre es el cuidador del territorio, algo me decía que mi madre no se
llevaba bien con él pero era algo que tenía que soportar. Aunque a nosotros
nunca nos hizo daño. Nuestra madre es sabia y nos hacía desconfiar de él pero
nunca nos dijo los motivos, miré al otro lado y me sorprendió mucho más cuando
me percaté de muchos alambres de espinos y muros, algo parecido como la casa
del hortelano pero gigante con muchas ventanas con barrotes […]”
Carta de Manuel a su madre. Titulada: El Trigo y el Preso
Mª DEL MONTE BARNETO DEL RÍO